Feijóo confirma que las empresas que instalen parques eólicos pagarán en Galicia un impuesto

El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, confirmó hoy que su Gobierno exigirá a las empresas adjudicatarias de los futuros parques eólicos que se instalen en Galicia un tributo para paliar "su impacto paisajístico" dentro de los ayuntamientos gallegos, en cuya "dinamización" repercutirán directamente los fondos recaudados a través de este nuevo gravamen fiscal.

Así lo avanzó en la rueda de prensa posterior al Consello de la Xunta, donde indicó también que la creación de este nuevo tributo debe articularse a través de una ley. "Es necesaria una ley, no vale un decreto", apuntó Núñez Feijóo, quien, no obstante, se negó a aclarar si esta decisión supondrá la derogación definita del decreto eólico aprobado por el bipartito.

"Me someto al dictamen de la Asesoría Jurídica", sentenció el jefe del Ejecutivo autonómico e insistió que el informe de este órgano será el que dé lugar "en las próximas semanas" a una nueva propuesta política que determinará el modelo "definitivo" del sector eólico en Galicia. Según dijo, los dos pilares que sustentarán el nuevo modelo eólico serán la "seguridad jurídica" y la "defensa" de los intereses de Galicia.

El periódico La Voz de Galicia adelantó la información, que Feijóo ha confirmado. El Gobierno está ultimando el nuevo escenario y planea llevarlo al Consello de la Xunta del próximo 6 de agosto, el último antes del verano. Por una parte, intenta que las nuevas reglas del juego tengan un rango superior a las actualmente en vigor. El texto elaborado por la consellería que en la anterior legislatura dirigía el nacionalista Fernando Blanco era un decreto de ley, que fue aprobado en el Consello de la Xunta por el BNG y el PSdG.

La posterior orden que lo desarrollaba, así como la orden de resolución del polémico concurso, fueron competencias exclusivas de Blanco. El PP pretende ahora que la nueva normativa eólica que reorganice el sector en la comunidad sea una ley aprobada en el Parlamento, a poder ser con el apoyo del PSdG, que a última hora se desmarcó de las decisiones del Bloque.

Además, los populares entienden que esa norma permitiría acabar con la especulación y la picaresca, y arrojar transparencia sobre el negocio del viento. Hasta la llegada del bipartito, la única fórmula que la Administración tenía para que parte de las ganancias del sector repercutiesen en la economía gallega era la exigencia a las empresas de unos planes industriales (es decir, compromisos de inversión a cambio de megavatios, que eran difíciles de medir y raramente se cumplían).

En el sector eólico gallego se conocen ya las intenciones del nuevo Ejecutivo, pero no los detalles de la futura tasa. El impuesto de transmisiones patrimoniales (ITP)  grava con un porcentaje la transmisión de activos. Otra opción sería cobrar un canon por producción, pero esa posibilidad choca con el hecho de que el viento no es un bien de utilidad pública, y por tanto no se puede autorizar como una concesión.

También se ha estudiado si se podría cobrar alguna tasa medioambiental, similar al canon hidráulico impuesto por el bipartito, si bien la eólica está subvencionada precisamente por su condición de energía verde. La Xunta también ha analizado el modelo implantado en la Comunidad Valenciana, gobernada también por el Partido Popular.

El sistema de reparto de molinos del Gobierno de Francisco Camps obliga a los promotores a formar parte de un fondo de compensación, al que aportan unas cantidades económicas en proporción a sus megavatios. Con ese fondo, la Generalitat hace inversiones para dinamizar la economía de las áreas geográficas afectadas por los parques.

La Dirección Xeral de Industria trabaja estos días contra reloj para tramitar los 400 megavatios (ajenos al polémico concurso de diciembre del año pasado ) que había bloqueados de la anterior legislatura. Fuentes del sector explican que se ha avanzado más en tres meses que en dos años. El objetivo es que estos molinos estén instalados antes de que el Gobierno central baje las primas, cuando España alcance la cifra de 20.500 megavatios.

Galicia cuenta con 3.145 megavatios eólicos, habiendo instalado 172 MW en 2008. Durante muchos años fue la región española con más potencia instalada, pero el proceso se ha ralentizado, y hoy la superan Castilla-La Mancha, con 3.416 MW y Castilla y León, con 3.334 MW.

El concurso eólico del gobierno PSOE-BNG fue muy conflictivo, y tras la victoria electoral del PP se abre una nueva etapa para el sector eólico. Aún más conflictivo es la posibilidad de desarrollar la eólica marina en Galicia, que sólo se podrá conseguir si se logra el necesario consenso social.

Galicia es la cuarta potencia eólica de Europa –considerada por sí misma-, por detrás de Alemania, resto de España y Dinamarca, y la sexta del mundo, precedida también por Estados Unidos e India.

En 2007, la potencia total gestionada por el conjunto de socios de la Asociación Eólica de Galicia (EGA) alcanzó los 2.414,92 megavatios (MW). Hasta 2010 la Administración autonómica se ha marcado como objetivo instalar hasta 6.500 megavatios, 2.500 más de los inicialmente previstos.

Desde 1996 el sector invirtió 2.500 millones de euros, al amparo de los cuales se consolidó un poderoso tejido industrial de fabricación de componentes. En 2007, la energía eólica sostiene en Galicia 5.500 empleos de carácter estable, entre directos e indirectos.

La Asociación Eólica de Galicia se funda en 1997 por iniciativa de diez empresas que constituyen el 90% de la promoción eólica en Galicia.

Esta unión empresarial pretende reforzar la presencia del sector eólico gallego en el panorama nacional e internacional, así como la creación de un marco normativo serio y responsable que se ajuste a las necesidades económicas y medioambientales de Galicia.

La EGA se convierte en un referente para promotores y ciudadanos por su responsabilidad social corporativa, basada en la protección del medio ambiente y un desarrollo industrial y económico sostenido. Además apuesta por la creación de puestos de trabajo y la diversificación del suministro de energía a través de nuevas infraestructuras estables.

El primer presidente de la EGA fue Pablo Fernández Castro, puesto que asumió después Luis Caamaño Martínez. En 2005 fue Manuel Pazo Paniagua, relevado en 2007 por Manuel Gago Rodríguez.

La potencia total instalada ese mismo año por el conjunto de miembros de la asociación es de 2.414,92 megavatios (MW) repartidos por las cuatro provincias gallegas. La Xunta de Galicia autorizó un incremento de potencia hasta los 6.500 MW a instalar antes de 2010.

La Asociación Eólica de Galicia está formada desde 2005 por quince empresas. Los miembros fundadores fueron Acciona Energía, Easa, Endesa Cogeneración y Renovables, Enel Unión Fenosa Renovables, Enerfín, Eurovento, Gamesa, Norvento y Vestas Eólica. La última ampliación societaria fue protagonizada por Eólica Galenova, Isolux, Sotavento y Somersa. En 2007, se incorporó Frinsa Eólica.está formada desde 2005 por quince empresas. Los miembros fundadores fueron Acciona Energía, Easa, Endesa Cogeneración y Renovables, Enel Unión Fenosa Renovables, Enerfín, Eurovento, Gamesa, Norvento y Vestas Eólica. La última ampliación societaria fue protagonizada por Eólica Galenova, Isolux, Sotavento y Somersa. En 2007, se incorporó Frinsa Eólica.

El potencial eólico

Galicia, por su situación geográfica, es una zona óptima para la instalación de parques eólicos. Aunque los meteorólogos recogen datos de viento para sus previsiones y para aviación, y esa información es a menudo utilizada para evaluar la idoneidad de un área determinada, no basta para su catalogación eólica. Con este fin se realizan estudios específicos por parte de los promotores.

Las velocidades del viento están fuertemente influenciadas por la rugosidad de la superficie del área circundante, por los obstáculos cercanos (como árboles, faros u otras construcciones) y por los alrededores del terreno. En la mayoría de los casos, la utilización directa de datos meteorológicos subestimará el potencial eólico real del área.

La causa del movimiento del aire es el desarrollo de diferencias de presión dentro de la atmósfera; éstas, en último término, son consecuencia de la radiación solar recibida por la tierra: La atmósfera funciona como una gigantesca máquina térmica en la que la distinta temperatura existente en los polos y el Ecuador proporciona la energía necesaria para la circulación atmosférica.

Cerca del Ecuador, la baja atmósfera se calienta y se eleva, creando una baja presión que succiona viento de ambos hemisferios (Zona de Convergencia Intertropical). Esta zona de baja presión está en promedio próxima al Ecuador, ligeramente desplazada hacia el hemisferio Norte; en ella los vientos son ligeros del este o del oeste. A ambos lados de esta zona de bajas presiones soplan los alisios, de componente este. Se trata de vientos muy constantes que convergen hacia el Ecuador. Se extienden aproximadamente hasta los 30° de latitud norte y sur.

Sobre los 30° en el hemisferio Norte, se producen las altas presiones tropicales. Estos anticiclones se desplazan algo hacia el norte durante el verano y hacia el Ecuador durante el invierno. En estas áreas los vientos son muy débiles. De esta zona de altas presiones divergen tanto los alisios como los vientos del oeste de las latitudes medias.

Desde la región de altas presiones tropicales hasta cerca de los círculos polares dominan los vientos del oeste, mucho menos constantes que los alisios, tanto en dirección como en intensidad. Además, se ven afectados en su trayectoria por los núcleos de alta y baja presión que viajan generalmente en dirección este. En el hemisferio Norte se ven influidos también por las formas irregulares de los continentes, mientras que en el hemisferio Sur son más fuertes y de dirección más constante. En las regiones polares los vientos a nivel de suelo tienen tendencia noreste (en el hemisferio Norte).

Todas estas zonas se desplazan sobre los océanos según las estaciones: Hacia el norte en verano, con una diferencia de unos 10º en latitud. Fuera de los océanos, los vientos dominantes son menos esquemáticos, especialmente entre África y Asia.

La Península Ibérica se encuentra durante la mayor parte del año dentro de la zona de vientos del oeste de las latitudes medias del hemisferio Norte, en su límite meridional. Los vientos ibéricos se ven muy influidos, por tanto, por el desplazamiento estacional de la zona de altas presiones subtropicales. En verano, al moverse éstas hacia el norte, la Península queda fuera de la zona de vientos del oeste por lo que, durante esta estación, se produce un descenso de la intensidad.

El régimen de vientos en Galicia está definido por la circulación global atmosférica y por los efectos locales generados por la complejidad orográfica de su terreno. Son características dos situaciones:

1. En invierno, la entrada de frentes procedentes del océano Atlántico en el noroeste peninsular origina vientos de dirección suroeste, que son constantes y energéticos.

2. En verano, el anticiclón se centra en las islas Azores, de donde toma su nombre, y entra en forma de cuña en Galicia, originando vientos de dirección noreste. En general suelen ser suaves, aunque en ocasiones muy energéticos.

Rendimiento de los aerogeneradores

Los mejores emplazamientos eólicos ocupados en España registran una media de funcionamiento de 2.530 horas equivalentes anuales. Ese valor sube en Galicia a 2.830 horas, si bien algunos parques superan las 3.000 horas/año de generación efectiva.

El aerogenerador convierte la energía mecánica en eléctrica. Los aerogeneradores son algo inusuales, si se les compara con los otros equipos generadores que suelen encontrarse conectados a la red eléctrica. Una de las razones radica en que debe trabajar con una fuente de potencia (el rotor de la turbina eólica) que suministra una potencia mecánica muy variable (momento torsor).

Podemos diferenciar a priori dos tipos de aerogeneradores.

– Generadores de pequeña potencia
La mayoría están diseñados para embarcaciones marinas e instalaciones de recreo, y se colocan sobre mástiles o sobre tejados. Están comprendidos entre los 180 y 300 vatios de potencia; producen corriente continua de 12-14 voltios para los de menor potencia y de 120-240 voltios para los de mayor. Este tipo de molinos es idóneo para abastecer a viviendas alejadas de la red eléctrica, con bajos consumos, y que podrían instalarse combinados con otros tipos de fuentes de energía, como la solar fotovoltaica.

– Generadores de gran potencia
La fracción de energía capturada por un aerogenerador viene dada por el factor llamado coeficiente de potencia. Este índice tiene un valor máximo teórico denominado límite de Betz. Los primeros aerogeneradores tenían rendimientos del 10%, pero los más modernos utilizan sistemas de control de manera que operan siempre con la máxima eficacia aerodinámica alcanzando valores de rendimiento próximos al 50%.

Están diseñados para producir energía eléctrica de la forma más barata posible; generalmente para rendir al máximo a velocidades alrededor de 15 m/s. Es mejor no diseñar aerogeneradores que maximicen su rendimiento a vientos más fuertes, ya que éstos no son comunes.

En el caso de vientos más severos se necesita gastar parte del exceso de la energía eólica para evitar daños en el aerogenerador. En consecuencia, todas las máquinas están diseñadas con algún tipo de control de potencia. Hay dos formas de hacerlo con seguridad en los modernos modelos:
– Aerogeneradores de regulación por cambio del ángulo de paso.
– Aerogeneradores de regulación por pérdida aerodinámica, sea activa o pasiva.

Otros métodos de control de potencia se emplean para aerogeneradores más pequeños. Algunas máquinas modernas usan alerones (flaps) para regular la potencia del rotor, al igual que los aviones usan aletas para modificar la geometría de las alas y obtener así una sustentación adicional en el momento del despegue.

También existe la posibilidad teórica de que el rotor oscile lateralmente fuera del viento (alrededor de un eje vertical) para disminuir la potencia. En la práctica, esta técnica de regulación por desalineación del rotor sólo se usa en aerogeneradores muy pequeños (de menos de un kilovatio), pues somete a dicha pieza a fuerzas que varían cíclicamente y que a la larga pueden dañar toda la estructura.

El parque eólico de Estaca de Bares fue el pionero en Galicia, operando desde 1987. Estaba formado por doce aerogeneradores de fabricación española. Tripalas de 10 m de diámetro de 30 kw de potencia cada uno, con una potencia total de 360 kw y una producción anual próxima al millón de kw/h.

En la actualidad, los parques eólicos gallegos cuentan con máquinas de 800 kilovatios de potencia, como término medio, aunque la tendencia es a instalarlos de más capacidad para ahorrar en máquinas de menor volumen que supongan un mayor impacto visual.

Somersa es la primera promotora que cuenta con un aerogenerador de 3.000 kilovatios de potencia unitaria. La máquina se instaló en 2005 en el parque eólico de As Somozas (A Coruña), que la compañía tiene en propiedad. Su puesta en funcionamiento se realizó en los meses posteriores.

Hasta 2010, los fabricantes de estos componentes continuarán invirtiendo tiempo y dinero en crear máquinas de hasta 3 MW de potencia unitaria para que la instalación de uno de ellos sustituya el trabajo de, al menos, cuatro aerogeneradores más pequeños.

Diseño de las turbinas

La mayoría de los aerogeneradores actuales son de eje horizontal. La opción de eje vertical tiene la ventaja de que los equipos de conversión y control están en la base del grupo y el aerogenerador no tiene que orientar su oposición según la dirección del viento. La principal desventaja es que las cargas mecánicas pasan de cero a su valor máximo dos o tres veces por ciclo, dependiendo del número de palas; también la altura del rotor es más pequeña que en los de eje horizontal, por lo que recibe menos viento.

Los primeros aerogeneradores comerciales utilizaban una serie de perfiles aerodinámicos para las palas. Recientemente se han estado usando perfiles específicos para el uso de turbinas eólicas.

El número de palas utilizado normalmente suele ser tres. Idealmente, se obtendría mayor rendimiento cuanto menor fuese el número de palas, debido a que la estela dejada por una pala es recogida por la pala siguiente. Sin embargo, los ingenieros de modernos aerogeneradores evitan construir grandes máquinas con un número par de palas. La razón más importante es la estabilidad de la turbina. Un rotor con un número impar de palas (y como mínimo tres) puede ser considerado como un disco a la hora de calcular las propiedades dinámicas de la máquina.

Un rotor con un número par de palas puede dar problemas de estabilidad en una máquina que tenga una estructura rígida. La razón es que en el preciso instante en que la pala más alta se flexiona hacia atrás, debido a que obtiene la máxima potencia del viento, la pala más baja pasa por la sombra del viento de enfrente de la torre.

Emplazamiento

Los promotores eólicos dedican entre un año y medio y dos a estudiar los emplazamientos más favorables y rentables tanto para la empresa como para los propietarios de los terrenos, antes de comenzar la construcción.

Normalmente, el mero hecho de observar la naturaleza resulta de excelente ayuda a la hora de encontrar un emplazamiento apropiado para el aerogenerador. Los árboles y matorrales de la zona serán una buena pista para saber cual es la dirección de viento dominante. Si nos movemos a lo largo de un litoral accidentado, observaremos que siglos de erosión han trabajado en una dirección en particular.

Los datos meteorológicos, obtenidos en forma de rosa de los vientos durante un plazo de 30 años son, probablemente, la mejor guía, completados con la información recogida directamente en su emplazamiento. Las velocidades del viento son fuertemente influenciadas por la rugosidad de la superficie del área circundante, por los obstáculos cercanos (como árboles, faros u otras construcciones) y por los alrededores del terreno. En Galicia se han encontrado, durante el estudio previo de las localizaciones, mámoas y otros monumentos megalíticos –configuran el patrimonio histórico de la comunidad- , así como especies arbóreas protegidas que deben ser respetadas y bien señalizadas.

Obviamente, los grandes aerogeneradores tienen que ser conectados a la red eléctrica. Para los proyectos de menores dimensiones es fundamental que haya una línea de alta tensión de 10 – 30 KV relativamente cerca para que los costes de cableado no sean prohibitivamente altos. Las grandes turbinas eólicas modernas generalmente producen la electricidad a 690 V. Un transformador colocado cerca de la turbina o dentro de la torre convierte la electricidad en alta tensión (normalmente hasta 10 – 30 KV).

La viabilidad tanto de realizar las cimentaciones de las turbinas, así como de construir carreteras que permitan la llegada de camiones pesados hasta el emplazamiento deben tenerse en cuenta en cualquier proyecto.

Efecto de la estela

Dado que un aerogenerador produce energía a partir de la energía del viento, el aire que abandona la turbina debe tener un contenido energético menor que el que llega a la turbina. Esto se deduce directamente del hecho de que la energía ni se crea ni se destruye. Un aerogenerador siempre va a crear un abrigo en la dirección a favor del viento.

De hecho, habrá una estela tras la turbina, es decir, una larga cola de viento bastante turbulenta y ralentizada, si se compara con el viento que llega a la máquina. Realmente puede verse la estela tras un aerogenerador si se le añade humo al aire que va a pasar a través de la turbina, tal y como se ha hecho en la imagen. En este caso, la turbina fue diseñada para girar en sentido contrario al de las agujas del reloj, algo inusual en los aerogeneradores modernos.

En los parques eólicos, para evitar una turbulencia excesiva corriente abajo alrededor de las turbinas, cada una de ellas suele estar separada del resto por una distancia mínima equivalente a tres diámetros del rotor. En las direcciones de viento dominante esta separación es incluso mayor.

Distribución en planta del parque

Debido al efecto estela, cada aerogenerador ralentizará el viento tras de sí al obtener energía de él para convertirla en electricidad. Por tanto, lo ideal sería separar las turbinas lo máximo posible en la dirección de viento dominante. Pero, por otra parte, el coste del terreno y de la conexión de los aerogeneradores a la red eléctrica aconseja emplazar las turbinas más cerca unas de otras.

Como norma general, la separación entre aerogeneradores en un parque eólico es de cinco a nueve diámetros de rotor en la dirección de los vientos dominantes, y de tres a cinco diámetros de rotor en la dirección perpendicular a los vientos dominantes.

Conociendo el rotor de la turbina eólica, la rosa de los vientos, la distribución de Weibull y la rugosidad en las diferentes direcciones, los fabricantes o proyectistas pueden calcular la pérdida de energía debida al apantallamiento entre molinos. La pérdida de energía típica es de alrededor del cinco por ciento.

Efecto túnel

Si toma un camino entre dos edificios altos o en un paso estrecho entre montañas observará que se da el siguiente efecto: El aire se comprime en la parte de los edificios o de la montaña que está expuesta al viento, y su velocidad crece considerablemente entre los obstáculos. Esto es lo que se conoce como "efecto túnel". Así pues, incluso si la velocidad normal del viento en un terreno abierto puede alcanzar, digamos, seis metros por segundo, en un pasillo natural puede fácilmente llegar a los nueve metros por segundo.

Situar un aerogenerador en un túnel de este tipo es una forma inteligente de obtener velocidades del viento superiores a las de las áreas colindantes. Para obtener un buen efecto túnel éste debe estar suavemente enclavado en el paisaje. En el caso de que las colinas sean muy accidentadas, puede haber muchas turbulencias en el área, es decir, el viento soplará en muchas direcciones diferentes (y con cambios muy rápidos). Si hay muchas turbulencias, la ventaja que supone la mayor velocidad del viento se verá completamente anulada, y los cambios pueden causar roturas y desgastes innecesarios en el aerogenerador.

Efecto de la colina

Una forma corriente de emplazar aerogeneradores es situándolos en colinas o estribaciones dominando el paisaje circundante. En particular, siempre supone una ventaja tener una vista lo más amplia posible en la dirección del viento dominante en el área. En las colinas, siempre se aprecian velocidades de viento superiores a las de las áreas circundantes. Una vez más, esto es debido a que el viento se comprime en la parte de la montaña que da al viento, y una vez el aire alcanza la cima de la colina puede volver a expandirse al descender hacia la zona de bajas presiones por la ladera a sotavento de la colina.

El viento empieza a inclinarse algún tiempo antes de alcanzar la colina, debido a que en realidad la zona de altas presiones se extiende hasta una distancia considerable enfrente de la colina. También se hace muy irregular una vez pasa a través del rotor del aerogenerador.

Al igual que ocurría anteriormente, si la colina es escarpada o tiene una superficie accidentada, puede haber una cantidad de turbulencias significativa, que puede anular la ventaja que supone tener unas velocidades de viento mayores.

El sector energético en Galicia

Galicia cuenta con un sistema energético muy equilibrado, con un elevado valor estratégico, tal y como refleja su considerable aportación del 8% al Producto Interior Bruto (PIB). Este segmento económico y empresarial es una de las principales fuentes de empleo. Aporta 10.500 puestos de trabajo directos y más de 22.000 indirectos, lo que pone de manifiesto la importancia de este entramado industrial y de servicios.

El parque de generación eléctrica en Galicia en el año 2006 representa el 10,9% del total de España. Contribuye de esta manera con el 19,5% de potencia instalada en el segmento de energías renovables, si se incluye la gran hidráulica, y con el 21,7% si no se considera.

La tendencia a la importación de energía primaria se enfatizó a partir del 31 de diciembre de 2007, momento en el que los lignitos de Meirama y As Pontes dejaron de explotarse, y sus centrales continuan trabajando con carbón importado. En el caso Endesa en As Pontes, una central de ciclo combinado de nueva construcción emplea desde 2008 como combustible gas natural para producir 770 MW que complementen la electricidad generada por la central térmica.

La estrategia seguida por el Gobierno de Galicia es intentar no incrementar esa dependencia impulsando el desarrollo, la instalación y el uso de las fuentes renovables, fomentando un escenario que cumple las recomendaciones surgidas tras la cumbre de Kioto. La gestión de los recursos energéticos de un país es un factor clave para su expansión empresarial y, por lo tanto, en su actividad económica. Por ello, en consonancia con el desarrollo sostenible, es función de las políticas públicas la búsqueda de un balance equilibrado entre crecimiento económico y respeto al medio.

Los avances tecnológicos asociados a la evolución de la sociedad repercuten en una demanda creciente de la energía. Esto deriva en una necesidad de mejora de las infraestructuras energéticas de generación, transporte y distribución. Por otro lado, los importantes impactos ambientales asociados al sector exigen también el desarrollo de políticas energéticas que consideren este aspecto como estratégico. De esta manera, deben buscarse soluciones de compromiso para asegurar la consecución simultánea de ambos objetivos: Seguridad en el suministro y disminución del impacto ambiental del ciclo energético, fundamentalmente para alcanzar los objetivos del Protocolo de Kioto.

Parte de la solución sería compatibilizar el impulso de las fuentes renovables con las convencionales, introduciendo, en este último caso, métodos de eficiencia, que limiten su capacidad contaminante para cumplir con los nuevos compromisos medioambientales. La importancia de las energías convencionales se comprueba en la aportación de los combustibles fósiles a la energía primaria que en Galicia se transforma, la cual se sitúa muy cerca del 86%. A escala mundial, los productos energéticos de origen fósil superan el 80% de la energía primaria. Esto constata claramente que el transporte, junto con la energía dirigida a producir calor y electricidad, son los principales ámbitos de consumo de los combustibles fósiles.

El sector eólico en Galicia

A finales de 2003, Galicia tenía el 25,5 % de la potencia eólica instalada en España (1.614 MW), muy superior a la de países como Italia, Holanda , reino Unido o China, cuyas economías figuran en los primeros puestos del ranking mundial. Su contribución en kilovatios-hora generados era incluso superior, del 29,28%, lo que indica la eficiencia de los parques gallegos.

Si consideramos Galicia por si misma estaríamos hablando de la sexta potencia eólica mundial -y la cuarta de Europa- después de Alemania, Estados Unidos, el resto de España, Dinamarca y la India. El puesto conseguido sólo se explica por la perfecta adecuación existente entre las condiciones climatológicas y orográficas del país con las exigencias de un modelo energético que representan a día de hoy el avance más claro en el terreno de la cultura ecológica y de las energías renovables.

Al igual que en el pesquero, también en el sector eólico Galicia ha logrado levantar un elenco de compañías que, bien con capitales propios o generando divisiones empresariales asentadas en Galicia, logró la iniciativa suficiente para poner en activo las condiciones eólico-generadoras del territorio y para instalar una empresa auxiliar competitiva, estable y con futuro.

Esta posición, lograda con un enorme esfuerzo empresarial y en un momento de bajos costes energéticos, puede perderse muy pronto en función de cinco datos esenciales:

– El encarecimiento de las energías fósiles y la previsible inestabilidad de los suministros.
– El fuerte avance de las tecnologías de generación eólica, que aumenta la rentabilidad directa y las expectativas futuras del sector.
– La ampliación de los espacios de instalación de aerogeneradores vinculados a las plataformas marítimo-continentales.
– La entrada en vigor del Protocolo de Kioto y de otras medidas asimilables, que obligan a reducir notablemente las emisiones de dióxido de carbono y de otros gases contaminantes.
– El mercado constante que se deriva de las actividades de mantenimiento, reposición e innovación de los parque eólicos, que en un cálculo aproximado, suponen su reinstalación cada once años.

La Asociación Eólica de Galicia permanece especialmente atenta a la evolución de estas variables y a los efectos que dicha evolución pudiera tener sobre el ritmo de renovación de los parques existentes y sobre la necesidad de comprometer los importantes recursos que son necesarios para la optimización de los nuevos escenarios abiertos.

La actividad empresarial no garantiza el éxito de esta labor por parte de la EGA, más bien depende de factores de naturaleza pública que sólo puede cerrarse en círculos institucionales: Una adaptación del Plan Eólico de Galicia que conserve las líneas estratégicas del sector y que permita un crecimiento similar al recogido en el Plan Nacional de Energías Renovables 2005-2010, aprobado en julio de 2005. Las previsiones de la nueva normativa estiman en un 12’1% el consumo de energía primaria que será abastecido por energías renovables.

No obstante, en 2004 varió la tendencia y se tornó descendente, ya que fue el primer año que la comunidad gallega no lideró el incremento de instalación de potencia, hasta quedar relegada al tercer puesto en la lista autonómica. El Plan Eólico de Galicia, aprobado en 1995 y ajustado en 1997, preveía llegar a 2005 con 3000 MW instalados. En ese momento, según los cálculos del Plan, el sector eólico en Galicia habría generado 2.000 empleos directos y una inversión de 2.200 millones de euros.

De acuerdo con la revisión del Plan de Fomento de Energías Renovables en julio de 2005, se considera razonable un horizonte de generación de 6.500 MW en 2010 en Galicia. En el resto de España, el área eólica sitúa su nuevo objetivo de incremento en 12.000 MW adicionales en ese período de los próximos cinco años, lo que supone finalizar la década con una potencia total instalada de 20.155 MW.

Sin embargo, el criterio de la EGA es el de alcanzar la potencia total señalada de 6.500 MW. Ello significa instalar anualmente en torno a 700 MW, entre los años 2005 y 2010. En estos términos, a Galicia le interesa mucho el potencial económico derivado de la investigación, de la fabricación de componentes y de la instalación y funcionamiento de los parques. La creación de empleo que ampara una inversión inicial de 4.500 millones de euros -de los que un 73,54%, aproximadamente 3.310 millones de euros, corresponderían a las actividades de instalación y gestión y a las compras de equipos y servicios fabricados en Galicia- se estima en 3.300 puestos de trabajo directos, que se proyectarán sobre 6.730 y 9.300 empleos indirectos.

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Galician Wind Association (EGA)

The Galician Wind Association (EGA) considers Galicia the fourth wind power in Europe, bettered only by Germany, Spain and Denmark and the sixth in the world after the United States and India.

In 2007, the total power managed by the sum of the stakeholders of the Galician Wind Association reached some 2.414,92 megawatts (MW). The autonomous administration has placed as its objective the installation of up to 6.500 megawatts by 2010, more than initially estimated.

Since 1996, the sector has invested 2.500 millóns Euro, the proceeds of which have consolidated a powerful industry in components production. In 2007, wind energy in Galicia maintained a stable workforce, between directors and staff, of 5,500 people.

History

The Galician Wind Association was founded in 1997 as an initiative undertaken by ten companies who represented 90% of the wind promoters in Galicia.

The purpose of this business union is to strengthen the presence of the Galician wind sector at a national and international level, whilst also establishing an industry benchmark for seriousness and responsibility, adapted to the environmental and economic needs of Galicia.

The GWA has become a reference point among public and promoters for its social-corporate responsibility, based on environmental protection and a sustainable economic and industrial development. Furthermore, it is committed to job creation and the diversification of the energy supply through new, stable, infrastructures.

The GWA’s first President was Pablo Fernández Castro, who was later succeeded by Luis Caamaño Martínez and Manuel Pazo Paniagua. Since 2007, the post has been occupied by Manuel Gago Rodríguez.

In this same year, the total power installed by the member group was 2.414,92 megawatts (MW), distributed among the four Galician provinces. The Galician Government (Xunta de Galicia) has as objective an increase in installed power of up to 6.500 MW before 2010.

The Galician Wind Association is constituted by fifteen companies since 2005. The founders were Acciona Energía, Easa, Endesa Cogeneración y Renovables, Enel Unión Fenosa Renovables, Enerfín, Eurovento, Gamesa, Norvento and Vestas Eólica. The last parterns joined were Eólica Galenova, Isolux, Sotavento, Frinsa Eólica and Somersa.

Galicia retains a very balanced energy system, with an elevated strategic value, equal to and reflected by, its considerable share of 8% of GDP. This economic and enterprising wedge is one of the core sources of employment, maintaining 10,500 positions and 22,000 associated workers, demonstrating the importance of this industrial framework and services. The electric generation fleet in Galicia in 2006 represents 10.9% in comparation with the rest of Spain. Contributing in this way with 19.5% of installed power in the segment of renewable energies, if it includes large hydro, and 21.7% if it is not considered.

The wind sector in Galicia

At the end of 2003, Galicia represented 25.5% of wind power installed in Spain (1614 MW), far superior to that of countries such as Italy, the Netherlands, the United Kingdom, or China, whose economies are among the highest ranked on a world scale.Furthermore, its contribution in kilowatts generated per hour was above 29.28%, an indication of the efficiency of the Galician farms.

If we consider that we are talking about the sixth international wind power with Galicia alone – and the fourth in Europe – after Germany, the United States, the rest of Spain, Denmark and India – that it occupies such a position can only be explained by the perfect adaptation that exists between the country’s orographic conditions and climate, with the demands of an energy model that, today, represents the clearest advances in land use, ecological culture and renewable energies.

In the wind sector, as with the fisheries, Galicia has succeeded in creating a base of companies, which, either through private capital, or by creating Galicia-based business divisions, has taken sufficient initiative to exploit the lands wind generating conditions and to establish stable, competitive companies with a future.

This position, gained through an enormous enterprise effort, in a moment of low energy costs, could be quickly lost relative to five essential points.

– The rise of fossil fuels and subsequent network instability.
– The strong advance of wind generating technologies that raises the immediate profitability and future expectations of the sector.
– The enlargement of installation spaces for aero generators linked to continental-maritime platforms.
– The vigorous application of the Kyoto Protocol and similar measures requiring a notable reduction in carbon dioxide emissions and contaminating gases.
– A constant market, which derives its maintenance activities, adaptation and innovation from the wind farms that, in an estimated calculation, assumes reinstallation every eleven years.

The Galician Wind Association (EGA) remains especially attentive to the evolution of these variables, the affects that such variables could have on the renovation cycle of existing farms and on the necessity to allocate important resources needed in new unforeseen scenarios.

Business activity does not guarantee the success of this labour on the part of the GWA, rather, it depends on public factors which can only end in institutional circles: an adaptation of the Galician Wind Plan to preserve the strategic lines of the sector and permits a growth similar to the national Renewable Energies Plan 2005-2010, approved in June 2005 – the provisions of the new normative estimate that 12.1% of primary energy consumption will be supplied by renewables.

Not withstanding that, in 2004, the Galician community did not lead the rise in power installation, the trend diverged and took a downward turn, to the point where it slipped to third position among the autonomies (autonomous communities).The Galician Wind Plan, approved in 1995 and revised in 1997, anticipated the installation of 3,000 MW in 2005.At this time, according to the calculation of the Plan, the wind sector in Galicia would have generated 2,000 staff members and an investment of 2,200 million Euro.

In accordance with the revision of the Renewable Energies Development Plan, in June 2005, a generation horizon of 6,500 MW in 2010 is considered reasonable in Galicia.Over the next five years, in the rest of Spain, wind farm expansion places its new target growth objective at 12.000 additional megawatts, which assumes finishing the decade with a total of 20.155 MW of installed power.

Nevertheless, the criterion of the GWA is to raise the total potential indicated of 6,500 MW.This means installing, between 2005 and 2010, 700 MW each successive year.In these terms, the economic potential derived from investigation, component production and establishing working farms is very much in the interests of Galicia.Job creation, which requires an initial investment of 4,500 million Euro – of which some 73.54%, approximately 3,310 million Euro will correspond to installation, management, equipment purchases and services produced in Galicia – an estimated 3,300 full-time workers members and a forecasted 6,730-9,300 associated staff.

Wind power capacity

Due to its geographic location, Galicia is an ideal location for installing wind power. Although meteorologists collate wind data for their provisions, which is frequently used to evaluate the ideals of a specific area, they do not stop cataloguing wind. To this end, they conduct specific studies on behalf of the promoters.

The ruggedness of the land surface and surroundings strongly influences the wind velocity through elements, such as trees, lighthouses and other constructions and, by the terrain itself. In the majority of cases, raw meteorological data underestimates real wind power in the area.

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