Evolución de las emisiones de GEI en España (1990-2008) por José Santamarta y Llorenç Serrano

Evolución de las emisiones de GEI en España (1990-2008) por Llorenç Serrano i Giménez, Secretario de Medio Ambiente de CC.OO., y José Santamarta, director de la edición española de la revista World Watch

En 2008 las emisiones de gases de invernadero disminuyeron un 6,5% respecto al año anterior. El Protocolo de Kioto implica para España que el promedio de las emisiones de gases de invernadero en el periodo 2008-2012 no puede superar en más de un 15% las del año base 1990. Después del descenso experimentado en 2008, las emisiones alcanzan el un incremento respecto del año base de 42,7%.

Las emisiones del año base eran de 289,8 millones de toneladas de CO2 equivalentes y la emisiones en 2008 fueron de 413,5 millones de toneladas de CO2 equivalente. En 2007 fueron 441,4 millones de toneladas.

El descenso de las emisiones de los seis gases y para todos los usos en el año 2008 puede imputarse en buena parte a la crisis económica, que supone para ese año una moderación importante en el consumo de electricidad y en el uso del vehículo privado y transporte de mercancías.

Se han dado cambios en la estructura de nuestro mix de generación eléctrica que explican la reducción de emisiones más allá de la coyuntura económica. Así, aunque la demanda eléctrica disminuyo en un 0,5%, la producción aumentó un 0,9%, resultando un saldo neto entre exportación e importación positivo, España exporta más electricidad que la que importa. La reducción de emisiones en el sector de generación eléctrica ha sido de 20 millones de toneladas de CO2.

Es muy relevante para esa disminución el descenso de la generación de electricidad con carbón, que disminuyó un 33,8% en 2008. Estimamos que ello fue debido al aumento de los precios del carbón de importación y de los derechos de emisión de CO2 en los primeros meses del año. Consideramos que la reducción de derechos de asignación –gratuitos- a las instalaciones que utilizan carbón ha contribuido a esta reducción y, por lo tanto, a la caída de emisiones del sector de generación eléctrica.

La aportación de las energías renovables, fundamentalmente la eólica, a este resultado de reducción de emisiones es muy importante, por cuanto cubrieron el 20,5% de la generación de electricidad, superando a la nuclear en casi cinco puntos. El incremento sobre la generación del 2007 fue para las tecnologías de régimen especial de un 8,7%.

La generación de origen nuclear creció, y supuso el 15,8% del total, con un aumento respecto al año 2007 de un 7%.

La importante reducción de la generación con carbón, con un moderado crecimiento de la producción, se ha compensado con los incrementos señalados y con un importante incremento de la generación en centrales de ciclo combinado, que han incrementado su propia cuota en el mix en un 29%.

Es difícil evaluar si al menos una parte de la reducción de emisiones producida en 2008 se ha debido a los resultados de las estrategias y políticas puestas en marcha en los últimos años por el Gobierno para los sectores difusos. Es complicado, en primer lugar, porque algunas consisten en recomendaciones o directrices genéricas cuya aplicación, que corresponde además a muchas administraciones, es difícil de medir y porque en otras más concretas (ayudas de la E4, Plan RENOVE de Vivienda de 2008…) el Gobierno no establece los mecanismos adecuados para evaluar su ejecución. No obstante, estos programas de ayuda para incentivar la eficiencia y el ahorro energético no han tenido, en nuestra opinión, una dotación suficiente como para que la disminución de emisiones pueda apreciarse de manera significativa.

En el sector del transporte la reducción de emisiones parece deberse sobre todo al mencionado aumento de los precios de los combustibles y a la reducción de desplazamientos laborales y de mercancías en el último período del año por efecto de la crisis. Puede ser que algunas políticas, fundamentalmente municipales, hayan dado lugar a un ligero desplazamiento de viajes hacia modos menos contaminantes (tranvías o metros puestos en marcha, sistemas de alquiler municipal de bicicletas, avión por tren en algunos corredores de alta velocidad…). Pero en otros casos y paralelamente se ha seguido incentivando las infraestructuras de carreteras de alta capacidad o los aparcamientos para automóviles. No se aprecia un cambio positivo en las tendencias de la movilidad ni hacia el cambio modal, ni hacia la reducción de los desplazamientos.

Como primera reflexión cabe señalar que el patrón meritorio es el del año 2006, año en que se redujeron las emisiones en un 1,8% mientras que el PIB creció un 3,9%.

En 2008, se han unido factores coyunturales, como los altos precios del petróleo y del carbón de importación en buena parte del año, con el inicio de la más profunda crisis económica que ha afectado a España en el último medio siglo. De hecho, en el sector del transporte se advierte una correlación del descenso de emisiones en los meses de mayor precio del petróleo y una posterior aceleración del descenso en el último trimestre, cuando empieza a manifestarse con fuerza la crisis.

Tal como va evolucionando la situación económica, cabe esperar un descenso de las emisiones aún más pronunciado en 2009.

La construcción se ha paralizado en gran medida, las ventas de automóviles se han reducido a la mitad, el paro en apenas un año pasó de menos de dos millones a cuatro millones de personas, el consumo de electricidad cayó un 9,3% en los cuatro primeros meses de 2009, la demanda de gas natural en España descendió un 17% en el primer trimestre de 2009, el consumo de carburantes entre enero y marzo de 2009 se redujo un 9,5%, la producción industrial en España descendió el 24,7 por ciento en marzo con respecto al mismo mes de 2008, la mayor bajada desde que se empezó a elaborar la estadística, en 1993, informó el Instituto Nacional de Estadística (INE) y el consumo de cemento, según Oficemen, cayó un 44,7% en el primer trimestre de 2009.

El consumo de energía primaria disminuyó en 2008 un 3,3%, aunque el consumo de carbón cayó un 31%, factor que explica la mayor parte del descenso de las emisiones de GEI en 2008, mientras que el de gas natural creció un 9,6%, mientras que y el consumo de petróleo, a causa del aumento de los precios en 2008 (llegó a estar a 150 dólares el barril en 2008, cifra nunca alcanzada antes) y la crisis económica, descendió un 3,8%.

Por tanto, la cuestión estriba en si las medidas adoptadas son lo suficientemente eficaces como para que cuando repunte la actividad económica nuestro país sea más eficiente energéticamente y se sigan reduciendo las emisiones de gases de invernadero.

A pesar del importante descenso de las emisiones de GEI en 2008, España sigue siendo el país industrializado donde más han aumentado las emisiones y sigue necesitando un importante esfuerzo para cumplir el Protocolo de Kioto, incluso acudiendo a los mecanismos de flexibilidad contemplados en el Protocolo que le permiten adquirir en el exterior derechos de emisión que le permitirían emitir durante los años 2008-2012 por encima del 15% en relación a 1990.

Así, la senda española de cumplimiento del Protocolo de Kioto contempla un aumento de emisiones del 37%, de forma que los 22 puntos por encima del mencionado 15% serían adquiridos por dos vías: la mejora de la gestión de los sumideros forestales, con un máximo de 2 puntos, y la adquisición de derechos de emisión siguiendo los mecanismos de flexibilidad hasta un total de 20 puntos, lo que representaría la adquisición de unos 60 millones de toneladas año y un total de 300 millones a lo largo del período 2008-2012.

Pero el 1 de enero de 2008, inicio del período de compromiso, las emisiones españolas superaban el 52% de incremento en relación a 1990, muy por encima del 37% contemplado en la senda de cumplimiento del Protocolo de Kioto. El 1 de enero de 2009 las emisiones se habían incrementado en un 42,7%, casi seis puntos por encima del limite comprometido. Para que a final de 2012 las emisiones españolas se sitúen en la senda de cumplimiento, tendrán que situarse muy por debajo del 37%, dado que lo que cuenta es la media de los cinco años. Aunque debido a la crisis y la caída del consumo energético y de la actividad industrial todo parece indicar que habrá una importante reducción también en 2009 será necesario que las reducciones de 2008 y 2009 se consoliden y profundicen más allá de las circunstancias de crisis económica para que las emisiones no se disparen al final del período de compromiso si la situación económica cambia de ciclo. Si no es así no se alcanzaría la senda comprometida.

En los últimos años se aprobó la Estrategia Española de Cambio Climático y Energía Limpia. Horizonte 2007-2012-2020, la Estrategia de Ahorro y Eficiencia Energética 2004-2012 (E4), el Plan de Acción de la E4, el Código Técnico de la Edificación, el Plan de Energías Renovables para el periodo 2005-2010 (PER), dos Planes Nacionales de Asignaciones (PNA), la Revisión 2007-2016 de la Planificación de los Sectores de Electricidad y Gas. Igualmente ha aumentado la conciencia de la población y las diversas administraciones y empresas empiezan a tomar en consideración el desafío del cambio climático.

Los dos Planes Nacionales de Asignación de emisiones de CO2 derivados de la aplicación de la Directiva Europea de Comercio de Emisiones, elaborados por el Gobierno desde 2004, contemplaban un escenario de crecimiento de las emisiones del 24% para el año 2005-2007 el primero y un 37% para el periodo 2008-2012 el segundo PNA. Por tanto los Planes están muy por encima del objetivo de cumplimiento del +15% asignado a nuestro país.

Debe señalarse también que la situación de crisis esta permitiendo que las empresas con derechos de asignación, los estén vendiendo, col lo que el mercado de estos derechos ha hundido sus precios, lo que deja de ser un estimulo para la reducción. El mediante sistema europeo de asignación mediante subasta evitará este fenómeno no deseado. 

El consumo de energía primaria en España ha pasado de 91,8 Mtep (millones de toneladas equivalentes de petróleo) en 1990 a 142 Mtep en el año 2008 (un 54,7% de aumento). En 2008 la dependencia energética alcanzó casi el 80%, a pesar de que en la producción nacional se incluye la energía nuclear, lo que no es riguroso ya que el combustible (uranio) es importado. El grado de dependencia energética fue del 66% en 1990, y de un 80% en 2008.

La Planificación de los Sectores de Electricidad y Gas 2007-2016 estima que el consumo de energía primaria será de 155,5 Mtep en el año 2011 y de 164,95Mtep en 2016, aunque tales previsiones habrá que revisarlas en profundidad, ante el desplome de la actividad económica y el previsible estancamiento de los sectores que han “tirado” de nuestro crecimiento reciente.

El consumo de carbón disminuiría de 14,06 Mtep en el año 2008 (9,9% del consumo de energía primaria) a 13,91 Mtep en 2011 (8,9%) y 13,22 Mtep en 2016 (8%), el de petróleo pasaría de 68,12 Mtep en 2008 (47,9%) a 69,52 Mtep en 2011 (44,7%) y 69,6 Mtep en 2016 (42,2%), el gas natural de 34,6 Mtep (24,4%) en 2008 a 36,39 Mtep (23,4%) en 2011, la energía nuclear se mantendría en términos absolutos (de 15,4 Mtep a 15,4 Mtep en 2016) y disminuiría en términos relativos (del 10,8% en 2008 al 9,3% en 2016), y las energías renovables deberían alcanzar el 13,1% previsto en el año 2011, pasando de 10,8 Mtep en 2008 (7,6%), incluida la hidráulica, a 20,3 Mtep en 2011 (13,1%) y 25,8 Mtep en 2016 (15,6%). 

En cuanto a los sumideros, con el plan forestal vigente desde hace dos legislaturas y aún no revisado, se podrían ahorrar el 2,5% adicional de las emisiones actuales y un 7,5% para el año 2030 en el mejor de los casos. El Plan Nacional de Asignación prevé un 2%, cifra realista, dadas las cifras del Tercer Inventario Forestal Nacional.

Emisiones de dióxido de carbono (CO2)

Las emisiones de dióxido de carbono (CO2) en España disminuyeron un 7% en 2008 respecto a 2007. En 2008 representaron el 82,5% de las emisiones brutas de gases de invernadero en España, sin incluir los sumideros. Entre 1990 y 2008, sin incluir los sumideros, crecieron un 49,3%, pasando de 228,4 millones de toneladas en 1990 (año base) a 340,9 millones de toneladas en 2008.

El 93% de las emisiones se debe al consumo de combustibles fósiles en centrales térmicas, vehículos, industrias, comercios y viviendas, y el 7% restante en gran parte se debe a procesos industriales sin combustión, fundamentalmente la fabricación de cemento.

Emisiones de metano (CH4)

Las emisiones de metano (CH4) en España disminuyeron un 5% en 2008 respecto a 2007. El metano representó en 2008 el 9% de las emisiones brutas de los seis gases de invernadero, en dióxido de carbono equivalente sin incluir los sumideros.

En 1990, año base, se emitieron en España un total de 28,6 millones de toneladas de metano en unidades de CO2 equivalente, mientras que en 2008 se llegó a 37,1 millones de toneladas en unidades de CO2 equivalente, según nuestras primeras estimaciones, con un aumento del 307%.

La emisión de metano se debe a la fermentación entérica (36% del total), la gestión del estiércol (26%), los vertederos (22%), la minería del carbón (2,5%), emisiones fugitivas del petróleo y el gas natural (1,7%), y las aguas residuales (5,9%). Los cultivos de arroz emiten cantidades muy pequeñas (0,8%).
 
El potencial de calentamiento de una molécula de metano (CH4) equivale a 21 moléculas de CO2 equivalente, según el IPCC de 1995, que es el empleado por los países que ratificaron el Protocolo de Kioto.

Emisiones de óxido nitroso (N2O)

Las emisiones de óxido nitroso (N2O) en España disminuyeron un 4% en 2008 respecto 2007. En 2008 representaron el 7,07% de las emisiones totales brutas de gases de invernadero en España (sin incluir los sumideros).

Las emisiones de óxido nitroso (N2O) en España en 1990, año base, ascendieron a 27,7 millones de toneladas en unidades de CO2 equivalente, y representaron el 7% de las emisiones de gases de invernadero en España en 2008, sin incluir los sumideros.

Las mayores emisiones de este gas se deben a los fertilizantes aplicados a los suelos agrícolas (64%). El resto corresponde al sector energético (14%), la gestión del estiércol (11%), las aguas residuales (4,3%) y la industria química (5,1%).

El potencial de calentamiento de una molécula de óxido nitroso (N2O) equivale a 310 moléculas de CO2 equivalente, según el IPCC de 1995, que es el empleado por los países que ratificaron el Protocolo de Kioto.

Emisiones de carburos hidrofluorados (HFC)

Los HFC han sustituido a los CFC que destruyen la capa de ozono, y se emplean fundamentalmente en equipos de refrigeración y aire acondicionado, extintores de incendios y aerosoles. Los HFC no dañan la capa de ozono, pero son potentes gases de invernadero. Los HFC comprenden los HFC-23, HFC-32, HFC-125, HFC-134ª, HFC-143ª, HFC-227ea, y HFC-236fa.

En España durante el 2008 se redujeron las emisiones de HFC en un 4% respecto al año 2007. En 2008 representaron el 1,3% de las emisiones totales brutas de gases de invernadero en España (sin incluir los sumideros).

En 1995, año base a efectos del Protocolo de Kioto, se emitieron 4.645.440 toneladas de CO2 equivalente, mientras que en 2008 las emisiones fueron 5.603.57 toneladas de CO2 equivalente, de acuerdo a nuestras estimaciones provisionales.

Al igual que en el pasado se eliminaron los CFC, hoy urge suprimir los HFC, productos fácilmente sustituibles en refrigeración, extintores y aerosoles, y sin embargo no se ha hecho nada. El potencial de calentamiento de una molécula de HFC varía mucho según el producto; el del HFC-23 (CHF3) equivale a 11.700 moléculas de CO2 equivalente, según el IPCC de 1995, que es el empleado por los países que ratificaron el Protocolo de Kioto.

Emisiones de carburos perfluorados (PFC)

La práctica totalidad de las emisiones de carburos perfluorados se debe a la producción de aluminio. Los PFC comprenden los CF4, C2F6, C3F8 y C4F10. En 2008 se redujeron sus emisiones respecto del 2007 en diez mil toneladas de CO2 equivalente, lo que supone un descenso del 4%.

En 2008 representaron el 0,06% de las emisiones totales brutas de gases de invernadero en España. En 1995, año base para los compromisos adquiridos en el Protocolo de Kioto, se produjeron en España 108 toneladas de CF4 y 9,5 toneladas de C2F6 (832.510 toneladas de CO2 equivalente). Las emisiones desde entonces han disminuido, siendo equivalentes a 239.146 toneladas de CO2 equivalente en 2008. El potencial de calentamiento de una molécula de PFC varía, de 6.500 a 9.200 moléculas de CO2 equivalente, según el IPCC de 1995.

Emisiones de hexafluoruro de azufre (SF6)

El hexafluoruro de azufre (SF6) se emplea en equipos eléctricos. En 2008 se redujeron las emisiones de este gas en un 4% respecto 2007. En 2008 representaron el 0,08% de las emisiones totales brutas.

En 1995, año base para el Protocolo de Kioto, se emitieron 108.340 toneladas de CO2 equivalente, y en 2008 las emisiones aumentaron hasta llegar a 326.367 toneladas de CO2 equivalente. El potencial de calentamiento de una molécula de hexafluoruro de azufre (SF6) equivale a 23.900 moléculas de CO2 equivalente, según el IPCC de 1995.

Evolución de las emisiones por sectores

Por sectores, las emisiones totales en dióxido de carbono (CO2) equivalente en España entre 1990 y 2008 han sido las siguientes:

Sector energético. Es el mayor responsable del conjunto de las emisiones, y el auténtico nudo gordiano, pues en 2008 representó el 78% del total. Las mayores emisiones se deben a la generación de electricidad y al transporte por carretera. El resto corresponde a las diez refinerías de petróleo, consumos energéticos de la industria, transporte aéreo interior (no incluye el transporte aéreo con otros países), usos residenciales (5,9%, sobre todo calefacción y agua caliente sanitaria) y servicios (2,9%). Las emisiones de la generación de electricidad crecieron un 39% entre 1990 y 2008, tras el importante descenso de 2008, representando el 21,7% del total en 2008, siendo el sector eléctrico donde hay más posibilidades de reducir las emisiones y a un menor coste.

En el transporte por carretera las emisiones están desbocadas pues, aunque en 2008 se han reducido un 4,18% por las razones que se han señalado anteriormente, se han duplicado desde 1990 (crecieron un 88% entre 1990 y 2008) suponiendo el 23,4% del total. La política real sigue siendo la prioridad al automóvil privado en el transporte urbano e interurbano y al camión en el transporte de mercancías. A este respecto hay que destacar el riesgo de que en las “políticas de salida de la crisis” se acometan inversiones destinadas a reforzar este modelo de movilidad. Por muchos otros motivos, pero para conseguir una efectiva reducción de emisiones en este sector, es evidente la necesidad de un giro hacia la promoción del transporte colectivo y público, el reequilibrio modal entre carretera y ferrocarril en transporte de mercancías y la promoción de los modos ecomovibles. De lo contrario, cuando se recupere la actividad económica el repunte de emisiones del sector llevará al traste todos los escenarios de senda de cumplimiento del Protocolo de Kioto que podamos elaborar.

Los procesos industriales distintos a la combustión, como la producción de cemento, industria química y metalúrgica, representaron en 2008 el 7,9%. Los disolventes y otros productos sólo representan el 0,3% del total, y han aumentado un 9% respecto al año base. La agricultura y la ganadería representan el 10,8% del total de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) equivalente, con un aumento del 15% respecto al año base, muy inferior al de los otros sectores emisores. Los residuos representan el 3% del total de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) equivalente, con un aumento del 75% respecto al año base. Las emisiones de metano son las más importantes.

La energía eólica en España evitó la emisión de 20 millones de toneladas de CO2

Las emisiones de GEI de 2008 habrían sido mucho mayores, de no haber sido por el desarrollo de la energía eólica, que en 2008 representó casi el 10% de la generación eléctrica bruta y el 11,5% de la demanda, con un aumento del 13% respecto a 2007, y evitó la emisión de 20 millones de toneladas de CO2 teniendo en cuenta el mix actual de generación.

La generación eólica en 2008 alcanzó la cifra de 31.324 GWh, lo que supuso el 9,9% del total de la producción bruta (314.833 GWh). Sin la aportación de la eólica, las emisiones habrían sido entre un 5% más que las registradas. Dado que la eólica plantea problemas de garantía de suministro, hay que intentar superar las dificultades de integración de la eólica en el mix de generación, que las hay, aumentando las conexiones con el resto de la UE y el norte de África (si no sopla el viento en un lugar, lo hará en otro más distante), el bombeo y la introducción de los vehículos eléctricos en el marco de un programa que contemple las “redes inteligentes” y la V2G (del vehículo a la red). También hay que empezar a desarrollar la eólica marina, cuyo retraso va a perjudicar la competitividad de la industria eólica española.

La solar fotovoltaica representó en 2008 casi el 1% de la demanda; no obstante, el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio ha cambiado el régimen de primas, frenando en seco el desarrollo de la solar fotovoltaica y ocasionando con ello la pérdida de miles empleos en el sector.

www.istas.net/web/abreenlace.asp

www.nodo50.org/worldwatch/ww/pdf/emisiones2008.pdf