Las emisiones mundiales globales bajan un 2% por Antonio Cerrillo

Las emisiones mundiales de dióxido de carbono y otros gases invernadero podrían caer este año un 2%, debido a la recesión. Así al menos lo indicó ayer Fatih Birol, economista jefe de la Agencia Internacional de la Energía. Este organismo ha detectado un significativo descenso de emisiones, hasta el punto de que podría incluso exceder la caída registrada en 1981, tras la recesión que siguió a la crisis del petróleo.

La primera causa es la bajada de la producción industrial, pero otros factores pueden estar contribuyendo también, como por ejemplo, los retrasos en las inversiones de nuevas plantas térmicas de carbón, debido a una menor demanda eléctrica y y los problemas para obtener financiación. Pero, además, en paralelo, la UE ya tiene establecidos acuerdos y normativas para reducir sus gases un 20% (al margen de que se alcance o no un acuerdo definitivo en Copenhague) y apoya una política enérgica más autosuficiente y volcada hacia las energías limpias. Mientras, EE.UU. ha impulsado nuevos estándares sobre emisiones de gases en los coches, y China ha empezado a aplicar políticas de eficiencia energética.

Un ejemplo relevante es la situación de España, que redujo el 2008 sus gases invernadero diez puntos porcentuales (aunque ya los ha aumentado un 42% respecto a 1990). Este dato permite vislumbrar la posibilidad de que cumpla con Kioto. Ello es así porque en la práctica España puede incrementar sus gases un 37% hasta el 2012 (contando con la compra de derechos de emisión en el exterior), con lo que está a cinco puntos porcentuales de alcanzar su meta. Las emisiones del sector del transporte por carretera se redujeron el año pasado un 4,18% por el aumento de los precios de los carburantes y la crisis, según el estudio de José Santamarta y CC.OO.

Pese a todo, las emisiones del transporte por carretera aumentaron un 88% entre 1990 y el 2008 (y representan el 23,4% del total). Sin embargo, nadie desea que el tratado internacional de Kioto se cumpla a costa del desplome económico, sino que los expertos reclaman que hay que aprovechar la situación para crear una nueva economía que base su actividad en la protección del planeta, incluyendo las inversiones de adaptación al cambio climático. El conjunto de países industrializados firmantes del protocolo de Kioto está en condiciones de cumplir con este tratado. Hasta el 2006, habían reducido sus gases un 4,7%, y el protocolo les exige de media la reducción del 5% para el 2012 (siempre respecto a 1990). Pero este dato da una imagen distorsionada, ya que la principal razón fue la crisis económica vivida por los países del Este en los años 90. No obstante, Francia, Gran Bretaña o Alemania sigue el camino de Kioto. Otro dato clave es que entre estos países no está EE.UU. –que no suscribió el protocolo–, mientras que los países emergentes (China, Brasil o México) aún no tienen compromisos vinculantes.

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Obama no puede con el CO2
ANDY ROBINSON | Nueva York /

We’re screwed!" (estamos jodidos), rezaron los titulares de casi un millón de ejemplares de una edición satírica del tabloide conservador neoyorquino The New York Post en referencia al cambio climático. La parodia del grupo activista Yes Men fue uno de las decenas de eventos que ayer se celebraron en Nueva York –entre ellos el estreno de la nueva película de catástrofe The age of stupid– para resaltar la urgencia de la crisis climática ante la conferencia mundial sobre el calentamiento global que empieza hoy en las Naciones Unidas.

Y lo cierto es que crece la preocupación de que el título de los Yes Men pueda resumir mejor la situación actual que las declaraciones positivas de la administración Obama respecto al compromiso estadounidense por reducir emisiones de carbono y facilitar un acuerdo en la cumbre de Copenhague en diciembre. El "yes we can" (sí se puede) de Obama, que se comprometió a reducir emisiones en un 80% antes del 2050, se ha convertido en un "no se puede" en el Senado que, bajo presiones de lobbies empresariales y los temores por el impacto sobre la economía, se ha negado hasta la fecha a tramitar la legislación para reducir emisiones. La Cámara de representantes sí ha pasado una ley que fija una reducción del 17% antes del 2020, una meta más tenue que las que Kioto establece para el 2012.

Obama insiste en que las medidas serán adoptadas, bien a través de legislación o –si el Senado se niega– o bien mediante la intervención directa de la Agencia de Protección Medioambiental a través de una vieja ley anticontaminación (Clean Air Act) que se ha adaptado a las necesidades actuales para controlar las emisiones de carbono. Pero los escépticos ven la posibilidad de que se repita una humillación como la que sufrió Bill Clinton, que aprobó las metas de Kioto en 1997 días antes de que el Senado lo rechazase por 95 votos a cero. Desde entonces, EE.UU. se ha excluido del proceso en un ambiente de confusión y apatía.

Los delegados europeos en Nueva York piden un compromiso estadounidense de reducción del 20%, que, aseguran, sería correspondido con el 30% por la UE. Pero ya se mostraron decepcionados con la parálisis política en EE.UU. antes del inicio de la conferencia. "A EE.UU. le falta ambición" por sus "barreras políticas", dijo John Ashton, enviado británico a la conferencia. Estados Unidos, junto con China, es clave en cualquier plan para combatir el cambio climático, ya que produce el 20% de las emisiones mundiales de gases invernadero, según el Instituto Mundial de Recursos.

En un momento de crisis económica, la parálisis en el Congreso –como en otros aspectos del programa legislativo demócrata como la reforma de la banca y del sistema de sanidad– se debe en gran parte a las presiones empresariales y el notorio sistema de lobby. Según el Centro por la Integridad Publica (CPI), 770 empresas han contratado a 2.340 lobistas para presionar a senadores y congresistas en áreas de cambio climático en los últimos meses. Las dos principales asociaciones empresariales –la Cámara de Comercio de Estados Unidos y la Asociación Nacional de Manufacturas (NAAM)– se han opuesto a la reducción de emisiones en Estados Unidos si China y la India no corresponden. Existía ayer alguna esperanza de que Obama y el primer ministro chino revelasen nuevas iniciativas en la ONU hoy o en el G-20 de Pittsburgh el próximo viernes.
En algunos casos, como las empresas de energía nuclear o renovables como Duke o General Electric, los lobbies han apoyado una legislación adaptada a sus intereses. Y Obama ha aprovechado la crisis de Detroit para lograr el apoyo de las maltrechas empresas del automóvil a su plan de aumentar las normas de eficiencia en consumo de combustible. Las nuevas normas exigen un aumento del 30% de eficiencia antes del año 2016. "El acuerdo de eficiencia de combustible es algo que pedíamos desde hace décadas; es muy importante y cuenta con el pleno apoyo de la industria", dijo Bracken Hendricks, del instituto demócrata Center for American Progress.

Pero por lo general los lobbies empresariales han estorbado los planes del presidente norteamericano. El lobby del llamado carbón limpio, que abarca un total de 48 empresas mineras y de trasporte de carbón, exige "la utilización robusta del carbón", a pesar de que en estos momentos el llamado carbón limpio de bajas emisiones no es tecnológicamente viable. Este lobby ha gastado 10 millones de dólares para presionar a senadores y congresistas, según el CPI. Tiene bastante poder ya que la mitad de las centrales eléctricas en EE.UU. son de carbón, según explica el CPI. "En el Medio Oeste las centrales son muy dependientes del carbón, así que hay miedo de que las reducciones de emisiones provoquen subidas del precio de la electricidad en una economía ya muy enferma", dijo Marianne Lavelle. del CPI, en una entrevista ayer con La Vanguardia.

El equipo de Obama reconoce que el sistema político está frenando los planes de cambio del presidente. "Tenemos una situación política interna muy compleja", asegura Hendricks. Pero añade que los críticos europeos han infravalorado la eficacia de los diferentes frentes de ataque de Obama. "Tenemos mercado de emisiones en la legislación de la Cámara; vamos a exigir a las eléctricas que el 15% de energía sea de renovables; tenemos nuevas normas de eficiencia energética y financiación para proyectos de energía limpia", cuenta. "La noticia debería ser que tras años de parálisis vamos a cumplir con el compromiso de reducir el 20% antes o después de Copenhague". Desde luego, suena mejor que "We’re screwed".

www.lavanguardia.es/internacional/noticias/20090922/53789086934/la-crisis-baja-los-humos.html